martes, 1 de mayo de 2012

Party like it's 1888

Se nos acaba el puente así que espero que lo hayan pasado bien, tan bien como en 1888, pero sin tuberculosis, sífilis u otros males de la época.

Creo que esto es lo que más me gustó de Amsterdam (click para verlo más grande)
Ay, pobre Van Gogh...pero es otro gran ejemplo de como el alcoholismo no frena en absoluto la productividad: más de 2000 obras en menos de 10 años, con internamientos y enfermedades de por medio.

Que sirva de ejemplo y que la fiesta y la parranda no les aleje de otras cosas ;)

domingo, 29 de abril de 2012

La hora de la zambra en Los Gabrieles (Madrid)

Érase una vez (y quien dice una vez dice en los 1910, los 20, los 30, los 40... ) en Madrid, que había un local no lejos de Sol (en Echegaray, 17), una zona sórdida y casa de la golfería más selecta, preciosamente decorado, que hoy sería considerado un vulgar reclamo turístico basado en el estereotipo español (fiesta, vino, toros y mujeres morenas), pero que en la España de la primera mitad del siglo XX era de lo mejorcito y de lo más sonado: aquí, el tópico se hacía verdad. Por Los Gabrieles desfilaban casi todos los toreros (Manolete, Sanchez Mejías...), las bailaoras y cantaoras e incluso los nobles puteros (como Alfonso XIII, de muy conocidas aficiones): el alcohol (especialmente vino, lo más español posible) lo servía la casa, pero las drogas y las putas tenía que traérselas cada uno.


La decoración, casi toda en azulejos, era una suerte de quintaesencia de lo español: vino, toros y mujeres, una especie de exaltación sicalíptica castiza de Quijotes y Goyas eróticos, todo esto sumado a las estéticas publicidades de las bodegas que servían a la casa. La decoración, obra de Alfonso Romero y Enrique Guijo, y es tan digna de mención como las juergas a las que servían de marco. Como era habitual, arte, alcohol y sicalipsis iban de la mano. Y es que por aquí rondaban Zuloaga, Romero de Torres, Baroja, Valle-Inclán (como no...). Hasta Ava Gardner, hasta Franco acabaron alguna vez por aquí.




Los Gabrieles no cerraba, al menos en teoría: tenía tanta fama que las autoridades hacían la vista gorda. Se anunciaba como café-cantante: el dueño contrataba un espectáculo de La Niña de los Peines, o de Pastora Imperio, y la fiesta empezaba. Así, los jóvenes y no tan jóvenes, se arreaban su Jerez, su narcótico de turno, y se bajaban al sótano, a las "cuevas", que estaban igualmente decoradas con azulejos, incluso una de ellas estaba decorada como si fuera un ruedo, con burladero y todo, y en ella Manolete celebraba sus propias "corridas" privadas con las prostitutas. Otra de las cuevas imitaba una enfermería, otra el metro... Muchas de estas fiestas duraban 3 o 4 días, en las que la gente no pisaba la calle.



Hoy, son precisamente estos sótanos, ruinosos desde hace décadas, lo único que sigue como lo estuvo en el pasado: no pueden tocarse demasiado ya que son patrimonio histórico. Hace algunos meses, el inmueble, cerrado y abandonado desde 2007, saltó a la prensa al haber sido okupado... Parece que ahora se está resturando.


Y es que, hasta para la juerga y la depravación, cualquier tiempo pasado fue mejor....

Ahora, dos recomendaciones:
- Lean, si no lo han hecho ya, La Golfemia, excelente parodia teatral y madrileña de La Bohème. Se reirán bastante. Link para vagos.
- Escuchen, si no lo han hecho "De Purísima y Oro", de Joaquín Sabina (otro canalla "madrileño" de manual), porque es como yo llegué a oir de este inquietante lugar...

miércoles, 25 de abril de 2012

Bienvenidos

Bienvenidos.

Desde que ya en la prehistoria el ser humano se dio cuenta de que ciertas bebidas les embriagaban (en el más literal de los sentidos) comenzó a utilizarlas para su recreo, y en muchas ocasiones, para su vida espirtual (tantas veces unidas...): desde tiempos remotos, el consumo de alcohol ha sido una constante, más o menos perniciosa, pero siempre generadora de anécdotas, y como no, de cultura.

Este es otro blog temático en el que se tratará el tema de la bebida y de sus consumidores (alcohólicos o no), de sus vendedores y sus lugares (bares, restaurantes, cafés, cabarets, tascas, lo que ustedes prefieran...), de sus recetas y de sus efectos (sanitarios, culturales, económicos.)

Existen algo que se ha llamado a veces "baja cultura", esa que supuestamente toca las capas más bajas de la sociedad: de esta salieron cosas tan dignas como el jazz o las novelas pulp, hoy elevadas a los grados más altos de sofisticación. Precisamente, una de las paradojas de la modernidad es el haber elevado la baja cultura a los alta cultura, pero no creo que estos dos elitistas términos sean necesariamente contradictorios.

¿Qué era el conde Henri de Tolouse-Lautrec, un alcohólico putero o un genio de las bellas artes? ¿No podía ser simplemente las dos cosas, igual que Dioniso era un poderosísimo Dios, o que incluso la sangre del propio Cristo se simbolizaba con vino?

¿Generalización? ¿Normalización? Llamenlo como quieran. Este blog no pretende incitar al alcoholismo, sino recordar que los vicios, más o menos sanos, son también parte, y una de las más importantes, de la historia y de las artes; si en algún momento queremos comprender a los hombres del pasado, habremos de intentar conocer sus hábitos y no solo los buenos: sus costumbres al divertirse, sus costumbres sexuales, sus costumbres lúdico-alimentarias...

Y de todo eso, hablaremos aquí.


A su salud.